Con tristeza y pesar Hospital Ricardo Valenzuela Sáez despide a Pablito
Pablo Andrés Arias Pérez vivió desde los 14 años en el recinto de salud, lo que significó que de ser solo un paciente pasara a ser parte de la familia hospitalaria del Hospital de Rengo.
Rengo, 15 de enero de 2025.- De luto está el Hospital Ricardo Valenzuela Sáez de Rengo por el fallecimiento de Pablo Andrés Arias Pérez, conocido como “Pablito”, quien nació el 1 de diciembre de 1982 y quien vivió desde los 14 años (octubre del año 1997) en el Servicio de Pediatría del recinto hospitalario, aunque sus últimos días los vivió en una casa de acogida en San Vicente de Tagua Tagua donde pasó los últimos dos años de su vida, falleciendo a la edad de 42 años.
Al respecto, el director del Hospital de Rengo, Dr. Carlos Guzmán Millán señaló “nuestra familia hospitalaria está de luto por la partida de Pablito, lamentablemente en lo personal no tuve la dicha de conocerlo, pero sé que para nuestro personal fue un hijo y un amigo, ya que vivió 25 años en el recinto de salud. Por otra parte, reconocemos el compromiso, la vocación de servicio y por sobre todo el amor, el tiempo y el cariño entregado por todas las funcionarias y funcionarios, especialmente por el Servicio de Pediatría”.
En tal sentido, la Asistente Social del recinto hospitalario de Rengo y tutora legal de Pablito, Margarita Correa recordó que “Pablito fue muy especial para todos y siempre va a estar en nuestro corazón. Todos quienes lo conocieron tuvieron una experiencia o una anécdota y a todos nos brindó una sonrisa. Nos acordamos de todas las bromas y vivencias que pasamos con Pablito, me acuerdo que iba a mi oficina y fue muy feliz en el hospital. Cuando lo fuimos a dejar al Hogar en San Vicente, sentí que allá también lo iban a querer harto, su partida me partió el alma, pero a la vez sé que fue muy feliz”.
En la misma línea, la enfermera supervisora del Servicio de Pediatría del Hospital de Rengo, Katerine Aceituno manifestó que “Pablito fue muy importante para todos en el Servicio de Pediatría, era parte de nuestra familia, siempre lo dijimos y lo extrañamos mucho cuando se fue al hogar de acogida, así que lo íbamos a visitar puesto que sentimos realmente su ausencia. Incluso celebramos su último cumpleaños y era tan feliz cuando veía a alguien que conocía y entregaba esa sonrisa sincera de amor, además te mostraba sus relojes nuevos que le encantaban. Es difícil para nosotros su partida, fuimos su familia en pediatría y el hospital completo en realidad, lo amamos mucho”.
La ex funcionaria, Marisol Tapia rememora con mucho cariño a Pablito diciendo que “fue un niño mágico, risueño y también muy coqueto. Querido y muy amado por nosotros en el hospital, que incluso sin balbucear palabra alguna sabíamos lo que quería decir, como cuando estaba enojado, por ejemplo: que gritaba durante largo rato, que sus gritos se escuchaban a muchos metros y que al pasar por el servicio sabíamos que estaba molesto y cuando estaba feliz, sólo bastaba con ver su rostro una gigante sonrisa y sus enormes y bellos ojos que contagiaban a todos y terminábamos riendo con él”.
Historia de Pablo Arias Pérez
Pablo Arias Pérez, conocido como Pablito, nació el 01 de diciembre de 1982. Su madre lo dejó al cuidado de un matrimonio vecino, de un sector rural de Rengo, pero la madre adoptiva, que lo quería mucho, falleció algunos años después producto del cáncer. Como el padre adoptivo tenía que trabajar, el menor comenzó a quedarse solo todo el día y su condición empeoró. De hecho, llegó al hospital pesando ocho kilos, a los 14 años en octubre de 1997.
Sufría un daño orgánico cerebral, lo que significa que tenía sano su cerebro, pero dañada su estructura física y motora, por lo tanto, entendía todo, se comunicaba con señas. Además, era muy expresivo con sus ojos y le gustaban las visitas, los regalos, especialmente los relojes. Siempre sonreía, más aún cuando una mujer lo visitaba.
Pablito vivió muchos años en el Servicio de Pediatría del Hospital Ricardo Valenzuela Sáez de Rengo, donde lo acogieron al quedar abandonado, convirtiéndose los funcionarios del establecimiento en su familia. Ellos cada día se esforzaban para que saliera adelante y recibiera el tratamiento que necesitaba y fuera muy feliz, ya que lo sacaban a pasear en su silla de ruedas por el establecimiento y le celebraban su cumpleaños, navidad y año nuevo.
También estuvo en Medicina, Traumatología y Cirugía hasta que el 13 de julio del año 2022 fue trasladado a un hogar de acogida en San Vicente de Tagua Tagua, donde pasó sus últimos días de vida.