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16 de Diciembre de 2024

La “Campaña de Verano” y la Necesidad de Prepararnos para los Desafíos Estivales

El verano está a la vuelta de la esquina, y con él llegan no solo los días de calor y recreación, sino también un conjunto de emergencias y riesgos asociados a esta temporada. En un país como Chile, donde la variabilidad climática y geográfica son notoriamente marcadas, la preparación del sistema de salud para hacer frente a estos desafíos resulta esencial. En este contexto, la reciente puesta en marcha de la “Campaña de Verano” por parte del Ministerio de Salud, que sigue un modelo similar al de la tradicional campaña de invierno, refleja una respuesta oportuna ante las amenazas estacionales que afectan tanto a la salud pública como a la seguridad de la población.

A lo largo de los años, las emergencias de verano se han diversificado, y con ello, la necesidad de una preparación más estratégica. Es necesario no sólo enfrentar los cuadros clínicos propios de la temporada, como los efectos del calor extremo, las asfixias por inmersión, los quemaduras graves y las emergencias asociadas a enfermedades virales como el hantavirus, sino también abordar la gestión de emergencias, especialmente en lo que respecta a los incendios forestales, que en los últimos años han afectado con mayor intensidad a diversas regiones del país.

El esfuerzo por garantizar una respuesta rápida y eficaz ante estas emergencias es loable, pero hay que reconocer que la implementación de estas medidas no se limita a un simple protocolo de actuación. De hecho, lo más significativo de esta “Campaña de Verano” es su enfoque integral, que no solo contempla la capacitación del personal de salud en la atención de emergencias y la gestión de recursos, sino que también incluye el despliegue de puestos médicos de emergencia (PAME), los cuales están diseñados para dar atención en zonas de difícil acceso. En un país con amplias extensiones rurales y con frecuentes focos de incendios, la posibilidad de contar con instalaciones de emergencia listas para operar en cualquier rincón de la región es un aspecto clave para mitigar las consecuencias de una catástrofe.

Sin embargo, más allá de las medidas organizativas y logísticas, el verdadero reto es crear una cultura de prevención en la población. Si bien las campañas de verano de este tipo son necesarias, la participación activa de los ciudadanos en su propia seguridad también resulta crucial. En este sentido, es imprescindible que se promuevan campañas de concientización sobre los riesgos propios del verano, tales como el uso adecuado de protector solar, las precauciones al momento de realizar actividades acuáticas, la correcta disposición de los recursos en caso de incendio y, sobre todo, la importancia de seguir las recomendaciones sanitarias en cuanto a la hidratación y el cuidado en situaciones de altas temperaturas.

El sistema de salud, por muy bien preparado que esté, no puede enfrentar en solitario todos los desafíos que trae el verano. La colaboración ciudadana es un pilar esencial para que los esfuerzos de los equipos médicos sean efectivos. Las emergencias no siempre avisan, y el cambio climático está exacerbando las condiciones de riesgo en muchas zonas del país. Por ello, prepararnos no solo significa organizar a los servicios de salud, sino también involucrar a la comunidad en la adopción de conductas preventivas y en el conocimiento de cómo actuar ante una emergencia.

En conclusión, la “Campaña de Verano” representa una medida clave para enfrentar las situaciones extremas que pueden desbordar al sistema de salud durante los meses más calurosos del año que debe ir acompañado de una fuerte dosis de educación y conciencia social lo que nos permitirá enfrentar las emergencias en forma integral y responsable.

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